miércoles, 25 de febrero de 2009

1er aniversario


El fin de semana pasado Nory y yo celebramos nuestro primer aniversario. Nos escapamos tres días de Carnaval a la Colonia Tovar. En la posada más acogedora que alguna vez haya conocido.

Una de las cosas a la que estamos acostumbrados los que hacemos turismo interno en Venezuela es a la mala atención que recibimos de las personas que tratan al turista. Y muchas veces no es mala atención sino simplemente falta de atención.

Acostumbrado a esto pero sin pensar mucho en ello, me llevé una sorpresa muy grata al quedarnos en esta posada. Especialmente por la atención que recibimos los breves días que estuvimos ahí.

Para comenzar, el ambiente y la decoración tan acogedora de la posada nos agradó desde el principio, también al recibir nuestra habitación y verla tan hermosa y calidad (para el frio que estaba haciendo en La Coloina), además de que en cada rincon de la habitación habían flores silvestres y ramitas de pino que perfumaban la habitación. Pero lo mejor fue la hospitalidad de nuestros anfitriones que desde que llegamos nos trataron como reyes.

No es muy económica que digamos, pero al sacar cuenta de todo lo que recibimos concluí que eran los reales mejor pagados en comida y alojamiento que alguna vez haya gastado.

Llegamos en la tarde y nos registramos, luego salimos un rato y regresamos para cenar. Para anunciar la cena, en la posada colocan El Bolero de Ravel.

La primera cena comenzaba por una croqueta de yuca deliciosa para luego recibir la entrada de coctel de aguacate sobre lechuga finamente cortada y "neutralizar el paladar", como ellos lo llaman, con un sorbete de melón. Luego pasamos al plato fuerte, un lomito en una salsa deliciosa con un timbal de yuca y vegetales salteados. El postre de esa primera noche fue un musse de parchita con sirop de fresas. La cena estuvo acompañada de una copa de vino tinto La Huerta, cortesía de la casa y dos excelentes musicos a la guitarra y al violin que nos deleitaron, además de con su musica, con sus cuentos y anecdotas.

Al día siguiente desayunamos caraotas, carne mechada, huevos revueltos con vegetales y arepitas acompañadas de queso blanco, mantequilla y nata. De postre, arepitas de anis y opcionalmente podías escoger entre jugos naturales o champaña con jugo de naranja. Nosotros nos fuimos por el juguito y luego un cafecito.

La segunda cena comenzaba por unas rueditas de chorizo Tovar, una entrada de sopa de res (tipo levanta-muerto pero muy sencilla, solo papas, zanahorias y carne), sorbete de durazno para neutralizar el paladar antes del plato fuerte de pavo en salsa de naranjas sobre repollo agridulce acompañado de puré de papas y finalizado con profiterol de durazno y fresas. Esa cena la acompañamos con una botella de vinot blanco La Huerta Reserva Especial super-delicioso que habíamos llevado nosotros.

En la mañana siguiente desayunamos una copa de frutas con yogurt y granola como entrada y rebanadas de pan tovareño con jamón, queso amarillo y una homelette de queso blanco. Jugo de frutas para acompañar la comida. Finalizamos en unas panquecas con miel cubiertas de queso paisa y un chocolate caliente.

La tercera cena comenzó con unos champiñones rebosados. Yo que no como champiñones, estos me encantaron. Entrada de jamón Selva Negra con bolitas de melón remojadas en Oporto, luego el respectivo sorbete, esta vez de tutti-fruti antes de una pechuga de pollo rellena de vegetales y envuelta en masa de hojaldre. Este último plato "fuerte" fue el mejor de todos, tanto en textura como en sabor. Finalizamos con un musse de café con crema de café. Para esta ocasión pedimos una botella de Castillo de Molina blanco.

Finalmente el día de nuestro regreso desayunamos otra copa de frutas con yogurt y granola y torta de papas y jamon Selva Negra acompañado de pancito tovareño rebanado con jamón de pavo, queso amarillo y chorizo Tovar. Por supuesto acompañado de su respectivo jugo de frutas y café y su respectiva panqueca con miel y queso paisa.

No es que la comida nos volviese locos, pero la forma de presentarla, el ambiente que crean en la posada, el friito de La Colonia, la musiquita, el vinito y la atención tan especial que recibimos de nuestros anfitriones es lo que hicieron este fin de semana tan especial. Tan solo el hecho de decirno que había preparado el chef en cada plato que llevaban a la mesa es algo que no hacen en cualquier parte.

Creo que si estamos por aquí el próximo año lo vamos a celebrar alla también. Ya le estoy reservando a mis padres para que se queden un fin de semana alla.

Chucho!!!

4 comentarios:

Kuanyin dijo...

Que divino!!!!!
Nosotros tambien pasamos nuestro último aniversario en Vzla en la Colonia Tovar, super rico!

Un abrazo!

Chucho! dijo...

Si, super romantico y recargador de pilas, por decirlo de alguna forma.

También nos hizo sentir el saborcito del frio. El clima estaba super helado, pero así también estaba sabroso.

Chucho!

Maria Leotaud dijo...

Chuchoo!! que malo eres! Como se te ocurre describir con tanto detalle esas cositas ricas que comieron durante el viaje! que ricoo!..

Chucho! dijo...

Jejeje, sorry, solo quería describir lo mucho que disfrutamos el lugar ;)

Chucho!